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¡¡¡ Aqui encontraras libros de autores de tendencia hacia una poesia oscura !!!

Arthur Rimbaud IV

CIUDADES

[I]

La acrópolis oficial exagera las concepciones más colosales de la barbarie moderna. Imposible expresar la luz mate producida por el cielo inmutablemente gris, el esplendor imperial de las construcciones, y la nieve eterna del suelo. Han reproducido con un gusto de singular enormidad todas las maravillas clásicas de la arquitectura. Asisto a exposiciones de pintura en locales veinte veces más amplios que Hampton-Court. ¡Qué pintura! Un Nabucodonosor noruego ha hecho construir las escalinatas de los ministerios; los subalternos que he podido ver son ya más arrogantes que Brahmas, y he temblado ante el aspecto de los guardianes de colosos y oficiales de obras. Con el agrupamiento de los edificios en squares, patios y terrazas cerradas, han eliminado a los cocheros. Los squares representan la naturaleza primitiva labrada por un arte soberbio. El barrio alto tiene partes inexplicables: un brazo de mar, sin barcos, despliega su estrato de granizo azul entre muelles cargados de candelabros gigantes. Un breve puente conduce a una poterna justo debajo de la cúpula de la Sainte-Chapelle. Esta cúpula es una armazón de acero artístico de unos quince mil pies de diámetro.
En algunos puntos de las pasarelas de cobre, de las plataformas, de las escaleras que rodean las plazas de mercado y los pilares, ¡creí poder juzgar la profundidad de la ciudad! Es del prodigio de lo que no pude darme cuenta: ¿a qué niveles están los otros barrios por encima o por debajo de la acrópolis? Para el extranjero de nuestro tiempo, reconocerlo es imposible. El barrio comercial es un circus de estilo único, con galerías de soportales. No se ven tiendas. Mas la nieve de la calzada está aplastada, algunos nababs, tan escasos como los paseantes de una mañana de domingo en Londres, se dirigen hacia una diligencia de diamantes. Algunos divanes de terciopelo rojo: sirven bebidas polares cuyo precio oscila entre las ochocientas y las ocho mil rupias. Ante la idea de buscar teatros en este circus, me digo que en las tiendas deben ocurrir dramas bastante sombríos. Pienso que existe una policía; mas la ley debe ser tan extraña que renuncio a formarme una idea de los aventureros de aquí.
El arrabal tan elegante como una hermosa calle de París se ve favorecido por un aire luminoso. El elemento democrático cuenta con unos cientos de almas. Tampoco aquí las casas se suceden; el arrabal se pierde extrañamente en el campo, en el "Condado" que ocupa el occidente eterno de bosques y plantaciones prodigiosas donde los gentilhombres salvajes salen a la caza de sus crónicas bajo la luz que se ha creado.

[II]

¡Son ciudades! ¡Un pueblo para el que se levantaron esos Alleghanys y esos Líbanos de sueño! Chalés de cristal y madera que se mueven sobre raíles y poleas invisibles. Los viejos cráteres ceñidos por colosos y palmeras de cobre rugen melodiosamente entre las llamas. Amorosas fiestas resuenan sobre los canales colgados detrás de los chalés. La caja de los carillones chirría en las gargantas. Corporaciones de cantores gigantes acuden con ropajes y oriflamas resplandecientes como la luz de las cimas. Sobre las plataformas en medio de los precipicios los Roldanes tañen su bravura. Sobre las pasarelas del abismo y los techos de las posadas el ardor del cielo engalana los mástiles. El derrumbamiento de las apoteosis llega a los campos de las alturas donde las centauras seráficas evolucionan entre las avalanchas. Por encima del nivel de las crestas más altas un mar agitado por el nacimiento eterno de Venus, cargado de flotas orfeónicas y del rumor de las perlas y las conchas preciosas, - el mar se ensombra a veces con destellos mortales. En las laderas mugen cosechas de flores del tamaño de nuestras armas y nuestras copas. Cortejos de Mabs con atuendos rojos, opalinos, ascienden los barrancos. Arriba, con las patas en la cascada y las zarzas, los ciervos maman de Diana. Las Bacantes de los suburbios sollozan y la luna arde y aúlla. Venus entra en las cavernas de los herreros y los ermitaños. Grupos de campanarios cantan las ideas de los pueblos. De castillos construidos con huesos sale la música desconocida. Todas las leyendas evolucionan y los impulsos se precipitan en los burgos. El paraíso de las tormentas se derrumba. Los salvajes bailan sin cesar la fiesta de la noche. Y yo he descendido una hora a la bulla de un bulevar de Bagdad donde unas compañías han cantado la alegría del trabajo nuevo, bajo una brisa espesa, circulando sin poder eludir los fabulosos fantasmas de los montes donde debimos volver a encontrarnos.
¿Qué buenos brazos, qué hermosa hora me devolverán a esta región de donde vienen mis sueños y mis menores movimientos?

MÍSTICA
Sobre la pendiente del talud los ángeles hacen girar sus ropas de lana en los herbazales de acero y esmeralda. Prados de llamas saltan hasta la cima del montículo. A la izquierda el mantillo de la arista es pisoteado por todos los homicidios y todas las batallas, y todos los ruidos desastrosos hilan su curva. Detrás de la arista de la derecha la línea de los orientes, de los progresos.
Y en tanto que la banda superior del cuadro está formada por el rumor giratorio y saltarín de las conchas de los mares y de las noches humanas.
La dulzura florida de las estrellas y del cielo y del resto desciende frente al talud, como un canastillo, contra nuestro rostro, y vuelve el abismo floreciente y azul allá abajo.


ALBA

He abrazado el alba de estío.
Nada se movía aún en la fachada de los palacios. El agua estaba muerta. Los campos de sombras no abandonaban el camino del bosque. Avancé, despertando los hálitos vivos y tibios, y las pedrerías miraron, y las alas se alzaron sin ruido.
La primera empresa fue, en el sendero ya repleto de frescos y pálidos destellos, una flor que me dijo su nombre.
Reí a la rubia wasserfall que se desmelenó a través de los abetos: en la cima argentada reconocí a la diosa.
Entonces levanté uno a uno los velos. En la alameda, agitando los brazos. Por la llanura, donde la denuncié al gallo. En la gran ciudad ella huía entre los campanarios y las cúpulas, y corriendo como un mendigo por los muelles de mármol, yo la perseguía.
En lo alto del camino, junto a un bosque de laureles, la rodeé con sus velos amontonados, y sentí un poco su inmenso cuerpo. El alba y el niño cayeron al fondo del bosque.
Al despertar era mediodía.


FLORES

Desde una grada de oro, - entre los cordones de seda, las gasas grises, los terciopelos verdes y los discos de cristal que ennegrecen como el bronce al sol, - veo abrirse la dedalera sobre una alfombra de filigranas de plata, de ojos y de cabelleras.
Monedas de oro amarillo sembradas sobre el ágata, pilares de caoba sosteniendo una cúpula de esmeraldas, ramilletes de blanco satén y de finas varas de rubíes rodean la rosa de agua.
Semejantes a un dios de enormes ojos azules y formas de nieve, el mar y el cielo atraen a las terrazas de mármol a la multitud de jóvenes y fuertes rosas.


ANGUSTIA

¿Es posible que Ella me haga perdonar las ambiciones continuamente aplastadas, - que un final acomodado repare las edades de indigencia, - que un día de éxito nos adormezca sobre la vergüenza de nuestra incapacidad fatal?,
(¡Oh palmas! ¡Diamante! - ¡Amor! ¡Fuerza! - ¡Más alto que todas las alegrías y glorias! - De todas formas, por todas partes, - Demonio, dios - Juventud de este ser concreto; ¡yo!)
¿Que accidentes de hechicería científica y movimientos de fraternidad social sean deseados como restitución progresiva de la sinceridad primera?...
Pero la Vampira que nos vuelve amables ordena que nos divirtamos con lo que nos deja, o que de lo contrario seamos más extravagantes.
Rodar a las heridas, por el aire extenuante y el mar; a los suplicios, por el silencio de las aguas y del aire mortíferos; a las torturas que ríen, en su silencio atrozmente encrespado.


METROPOLITANO

Del estrecho de índigo a los mares de Ossián, sobre la arena rosa y naranja que ha lavado el cielo vinoso acaban de subir y de cruzarse bulevares de cristal habitados de inmediato por jóvenes familias pobres que se alimentan en las fruterías. Nada de riqueza. - ¡La ciudad!
Del desierto de betún huyen hacia delante en desbandada con las capas de brumas escalonadas en franjas horribles en el cielo que se comba, retrocede y desciende, formado por la más siniestra humareda negra que pueda hacer el Océano enlutado, los cascos, las ruedas, las barcas, las grupas. - ¡La batalla!
Levanta la cabeza: el puente de madera, arqueado; las últimas huertas de Samaria; esas máscaras iluminadas bajo la linterna azotada por la noche fría; la ondina necia de vestido rumoroso, en la parte baja del río; esos cráneos luminosos en los planteles de guisantes - y las demás fantasmagorías - la campiña.
Caminos bordeados de rejas y de tapias, que apenas pueden contener sus bosquecillos, y las atroces flores que llamaríamos corazones y hermanas, Damascos condenados de languidez, - posesiones de quiméricas aristocracias ultra-renanas, japonesas, guaraníes, aptas todavía para recibir la música de los antiguos - y hay posadas que nunca volverán a abrirse - hay princesas, y si no estás demasiado agobiado, el estudio de los astros - el cielo.
La mañana en que, con Ella, forcejeasteis entre los destellos de nieve, los labios verdes, los hielos, las banderas negras y los rayos azules, y los perfumes púrpuras del sol de los polos, - tu fuerza.


SALDO

¡En venta lo que los judíos no vendieron, lo que ni nobleza ni crimen han degustado, lo que ignoran el amor maldito y la probidad infernal de las masas: lo que ni el tiempo ni la ciencia han de conocer:
Las Voces reconstituidas, el despertar fraterno de todas las energías corales y orquestales y sus aplicaciones instantáneas: ¡la ocasión, única, de liberar nuestros sentidos!
¡En venta los Cuerpos sin precio, al margen de cualquier raza, mundo, sexo, descendencia! ¡Las riquezas surgiendo a cada paso! ¡Saldo de diamantes sin control!
¡En venta la anarquía para las masas; la satisfacción irreprimible para los aficionados superiores; la muerte atroz para los fieles y los amantes!
¡En venta las moradas y las migraciones, sports, magias y comforts perfectos, y el ruido, el movimiento y el futuro que forman!
En venta las aplicaciones de cálculo y los saltos de armonía inauditos. Los hallazgos y los términos insospechados, posesión inmediata,
Impulso insensato e infinito hacia los esplendores invisibles, hacia las delicias insensibles, - y sus secretos enloquecedores para cada vicio - y su alegría aterradora para la multitud -
En venta los Cuerpos, las voces, la inmensa opulencia incuestionable, lo que no se venderá jamás. ¡Los vendedores no han terminado el saldo! ¡Los viajantes no han de entregar tan pronto su comisión!


JUVENTUD

-I-

DOMINGO

Cálculos aparte, el inevitable descenso del cielo, y la visita de los recuerdos y la sesión de los ritmos ocupan la morada, la cabeza y el mundo del espíritu.
- Un caballo sale a escape por el turf suburbano, y a lo largo de los cultivos y las plantaciones arbóreas, traspasado por la peste carbónica. Una miserable mujer de drama, en alguna parte del mundo, suspira después de abandonos improbables. Los desesperados anhelan después de la tormenta, la embriaguez y las heridas. Niños chicos ahogan maldiciones a lo largo de los ríos. -
Reanudemos el estudio al fragor de la obra devoradora que se reúne y eleva en las masas.

II

SONETO

Hombre de constitución ordinaria, la carne
¿no era un fruto que colgaba en el huerto - ¡oh
jornadas niñas! - el cuerpo un tesoro que prodigar; - oh
amar, ¿el peligro o la fuerza de Psique? La tierra
tenía fértiles laderas en príncipes y artistas,
y la descendencia y la raza os empujaban a
crímenes y a lutos: el mundo vuestra fortuna y vuestro
riesgo. Mas ahora, esa labor cumplida; tú, tus cálculos,
- tú, tus impaciencias - no son ya sino vuestra danza y
vuestra voz, no fijadas y en absoluto forzadas, aunque de un doble
acontecimiento de invención y de éxito + una razón,
- en la humanidad fraternal y discreta por el universo
sin imágenes; - la fuerza y el derecho reflejan la
danza y la voz solamente ahora apreciadas.

III

VEINTE AÑOS

Las voces instructivas exiliadas... La ingenuidad física amargamente sosegada... -Adagio - ¡Ah!, el egoísmo infinito de la adolescencia, el optimismo estudioso: ¡qué lleno de flores estaba aquel verano el mundo! Las canciones y las formas agonizando... - ¡Un coro, para calmar la impotencia y la ausencia! Un coro de cristales, de melodías nocturnas... En efecto, pronto han de zozobrar los nervios.

IV

Todavía estás en la tentación de Antonio. El jugueteo del fervor abreviado, los tics de pueril orgullo, el abatimiento y el espanto.
Pero te pondrás a esta tarea: todas las posibilidades armónicas y arquitectónicas se conmoverán en torno a tu asiento. Seres perfectos, imprevistos, se ofrecerán a tus experiencias. A tus cercanías afluirá soñadora la curiosidad de antiguas muchedumbres y de lujos ociosos. Tu memoria y tus sentidos sólo serán el alimento de tu impulso creador. En cuanto al mundo, cuando salgas, ¿en qué se habrá convertido? En cualquier caso, nada de las apariencias actuales.


GUERRA

De niño, ciertos cielos afinaron mi óptica: todos los caracteres matizaron mi fisonomía. Los Fenómenos se pusieron en movimiento. -Ahora la inflexión eterna de los momentos y el infinito de las matemáticas me persiguen por este mundo donde padezco todos los éxitos civiles, respetado por la infancia extraña y por afectos enormes.
- Sueño con una Guerra, de derecho o de fuerza, de lógica totalmente imprevista.
Tan simple como una frase musical.


PROMONTORIO

El alba de oro y la trémula noche sorprenden a nuestro brick en alta mar frente a esta Villa y sus dependencias, que forman un promontorio tan extenso como el Epiro y el Peloponeso o como la gran isla del Japón, ¡o como Arabia! Fanums que ilumina el retorno de las teorías, inmensas vistas de la defensa de las costas modernas; dunas ilustradas con flores cálidas y con bacanales; grandes canales de Cartago y Embankments de una Venecia turbia; blandas erupciones de Etnas y grietas de flores y de aguas de glaciares; lavaderos rodeados de álamos de Alemania; taludes de parques singulares inclinando copas de Árboles del Japón; las fachadas circulares de los "Royal" o de los "Grand" de Scarbro' o de Brooklyn; y sus railways flanquean, ahondan, dominan las disposiciones de este Hotel, elegidas en la historia de las construcciones más elegantes y colosales de Italia, de América y de Asia, cuyas ventanas y terrazas llenas ahora de luces, bebidas y ricas brisas, están abiertas al espíritu de los viajeros y los nobles - que permiten, en las horas del día, a todas las tarantelas de las costas, - e incluso a los ritornelos de los valles ilustres del arte, decorar maravillosamente las fachadas del Palacio. Promontorio.


ESCENAS

La antigua Comedia prosigue sus acordes y divide sus Idilios:
Bulevares de tablados.
Un largo pier de madera de un extremo al otro de un campo rocalloso donde la muchedumbre bárbara evoluciona bajo los árboles desnudos.
En pasillos de gasa negra siguiendo el paso de los paseantes con las linternas y las hojas.
Pájaros de los misterios se abaten sobre un pontón de mampostería movido por el archipiélago cubierto con las embarcaciones de los espectadores.
Escenas líricas acompañadas de flauta y tambor se inclinan en cuartuchos dispuestos bajo los techos, en torno a los salones de los clubs modernos o de las salas del Oriente antiguo.
La magia maniobra en la cima de un anfiteatro coronada por los montes bajos, - O se agita y modula para los beocios, en la sombra de movedizos oquedales sobre la arista de los cultivos.
La ópera cómica se divide sobre una escena en la arista de intersección de diez tabiques levantados entre la galería y las candilejas.


ATARDECER HISTÓRICO

En cualquier atardecer, por ejemplo, en que el turista ingenuo se encuentre, retirado de nuestros horrores económicos, la mano de un maestro anima el clavecín de los prados; juegan a las cartas en el fondo del estanque, espejo evocador de las reinas y de las favoritas, tenemos las santas, los velos, y los hilos de armonía, y los cromatismos legendarios, sobre el poniente.
Se estremece al paso de las cacerías y las hordas. La comedia gotea sobre los tablados de césped. ¡Y la turbación de los pobres y los débiles sobre. estos estúpidos planos!
En su visión esclava, - Alemania se escalona hacia las lunas; los desiertos tártaros se iluminan - las antiguas revueltas bullen en el centro del Celeste Imperio, por las escalinatas y los sillones de reyes - un pequeño mundo descolorido y chato, África y Occidentes, va a edificarse. Luego un ballet de mares y de noches conocidas, una química sin valor, y melodías imposibles.
¡La misma magia burguesa en todos los puntos donde nos depositará la posta! El físico más elemental sabe que ya no es posible someterse a esta atmósfera personal, bruma de remordimientos físicos, cuya comprobación misma es ya un dolor.
¡No! - El momento de la estufa, de los mares encrespados, de los incendios subterráneos, del planeta arrebatado, y de los consiguientes exterminios, certezas señaladas con muy poca malicia en la Biblia y por las Nornas y que a todo ser sensato le será dado vigilar. - Sin embargo ¡no será en absoluto un efecto de leyenda!

H

Todas las monstruosidades violan los gestos atroces de Hortensia. Su soledad es la mecánica erótica, su lasitud, la dinámica amorosa. Bajo la mirada vigilante de una infancia ha sido, en épocas numerosas, la ardiente higiene de las razas. Su puerta está abierta a la miseria. Allí, la moralidad de los seres actuales se descorporeíza en su pasión o en su acción - ¡Oh terrible escalofrío de los amores novicios sobre el suelo ensangrentado y por el hidrógeno claridoso! Encontrad a Hortensia.


MOVIMIENTO

El movimiento de vaivén sobre el ribazo de los saltos del río,
el abismo en el codaste,
la celeridad de la rampa,
el enorme flujo de la corriente,
llevan por las luces inauditas
y la novedad química
a los viajeros rodeados por las trombas del valle
y del strom.

Son los conquistadores del mundo
buscando la fortuna química personal;
el sport y el comfort viajan con ellos;
llevan la educación
de las razas, las clases y las bestias, en ese Navío.
Reposo y vértigo
a la luz diluviana,
en las terribles noches de estudio.

Pues de la charla entre los aparatos, - la sangre, las flores, el fuego, las alhajas -
de las cuentas agitadas en esta orilla fugaz.
- Se ve, rodando como un dique más allá de la ruta hidráulica motriz,
monstruoso, iluminándose sin fin, - su stock de estudios; -
lanzados ellos al éxtasis armónico
y el heroísmo del descubrimiento.

En los más sorprendentes accidentes atmosféricos
una pareja de juventud se aísla sobre el arca,
- ¿es acaso un antiguo salvajismo que se perdona? -
y canta y se aposta.

DEMOCRACIA

"La bandera avanza hacia el paisaje inmundo, y nuestra jerga ahoga el tambor.
"En los centros alimentaremos la prostitución más cínica. Aplastaremos las revueltas lógicas.
"¡En los países de pimienta y destemplanza! - al servicio de las más monstruosas explotaciones industriales o militares.
"Adiós a los de aquí, a cualquier sitio. Reclutas de buena voluntad, nuestra filosofía será feroz; ignorantes para la ciencia, taimados para el bienestar; que reviente el mundo que avanza. Ésta es la verdadera marcha. Adelante, ¡en camino!"

Publicado por Walter Ramirez.
jueves, mayo 12, 2005 a las | 6:32 p. m. |


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